Declaraciones de principios (y fines)
No quiero complicarme la vida. Mi vida ya es complicada como está, con sus ruidos, mi trabajo, los amigos que vienen y van, ser yo (que es suficientemente complicado).
No quiero hacerme tonta. Creo en "la química, la Providencia y otros lugares comunes" que le mencioné alguna vez en un poema a alguien que vino y se fue. Pero dejé de creer en el "amor a primera vista" cuando terminó la adolescencia. El amor se construye. El enamoramiento se gana. El deseo es gratis.
Lo quiero todo. Pero no lo quiero ahora y menos si no se cumple todo aquello que necesito, lo que sé que hace falta. Puedo vivir bien (muy bien) sola si no consigo reunir aquellas cosas que me interesan.
Por ahora no quiero más que un acompañante sincero, alguien que me abrace por las noches cuando tengo miedo pero que también sepa que puedo abrazarlo yo también. Soy fuerte, pero tengo derecho a refugiarme de vez en cuando.
No quiero preocuparme ahora por matrimonio, hijos, estabilidad, compromiso... esas cosas pasan cuando tienen que pasar. No soy mujer que las persiga, aunque tampoco que les huya.
Quiero compartir mi tiempo con alguien que me considere inteligente y sexy. Con alguien que me hable siempre con la verdad, que no tenga miedo de jugar. Que sepa que no pido más de lo que doy, pero que tampoco exijo demasiado: sólo sinceridad, compañía, refugio de vez en vez, amistad antes que nada.
No quiero hostigar ni que me hostiguen. Quiero tener mi espacio y que quien venga tenga el suyo, y crear espacios, momentos, instantes comunes; pero también saber que los dos tenemos nuestra libertad cuando nos plazca. No quiero que alguien trate de decidir por mí cómo funcionan nuestras zonas compartidas, ni que me separe por temor a ofenderme, dañarme o romperme. Esas decisiones son también mías, quiero que me respete en ese aspecto.
Mis alas pueden acompañar a las de otro, pero no quiero que intercambiemos nuestros sueños, ni que sacrifiquemos nuestras identidades. Quiero alguien que sea tan persona como lo soy yo, con un poco de caballero andante, algo de mago y otro poco de monstruo mítico (como yo soy un poco niña, un poco hechicera, otro poco dragón y algo de princesa) y que no pretenda que me disfrace por dentro de algo que no soy. Y que él no se disfrace de nada que no sea.
No pido "para siempre". No quiero "mientras tanto". Parafraseando a Edel Juárez, yo quiero "mientras dure".
Quiero vivir aquí y ahora. Disfrutar aquí y ahora. No lidiar con fantasmas del pasado, con traumas de ayer, con miedos de antes. Tampoco estar en pie de guerra con angustias del futuro, imposibilidades técnicas de largo plazo, con "que tal si...".
Citando a Patxi Andión: "Y ahora que lo sabes..."
No quiero complicarme la vida. Mi vida ya es complicada como está, con sus ruidos, mi trabajo, los amigos que vienen y van, ser yo (que es suficientemente complicado).
No quiero hacerme tonta. Creo en "la química, la Providencia y otros lugares comunes" que le mencioné alguna vez en un poema a alguien que vino y se fue. Pero dejé de creer en el "amor a primera vista" cuando terminó la adolescencia. El amor se construye. El enamoramiento se gana. El deseo es gratis.
Lo quiero todo. Pero no lo quiero ahora y menos si no se cumple todo aquello que necesito, lo que sé que hace falta. Puedo vivir bien (muy bien) sola si no consigo reunir aquellas cosas que me interesan.
Por ahora no quiero más que un acompañante sincero, alguien que me abrace por las noches cuando tengo miedo pero que también sepa que puedo abrazarlo yo también. Soy fuerte, pero tengo derecho a refugiarme de vez en cuando.
No quiero preocuparme ahora por matrimonio, hijos, estabilidad, compromiso... esas cosas pasan cuando tienen que pasar. No soy mujer que las persiga, aunque tampoco que les huya.
Quiero compartir mi tiempo con alguien que me considere inteligente y sexy. Con alguien que me hable siempre con la verdad, que no tenga miedo de jugar. Que sepa que no pido más de lo que doy, pero que tampoco exijo demasiado: sólo sinceridad, compañía, refugio de vez en vez, amistad antes que nada.
No quiero hostigar ni que me hostiguen. Quiero tener mi espacio y que quien venga tenga el suyo, y crear espacios, momentos, instantes comunes; pero también saber que los dos tenemos nuestra libertad cuando nos plazca. No quiero que alguien trate de decidir por mí cómo funcionan nuestras zonas compartidas, ni que me separe por temor a ofenderme, dañarme o romperme. Esas decisiones son también mías, quiero que me respete en ese aspecto.
Mis alas pueden acompañar a las de otro, pero no quiero que intercambiemos nuestros sueños, ni que sacrifiquemos nuestras identidades. Quiero alguien que sea tan persona como lo soy yo, con un poco de caballero andante, algo de mago y otro poco de monstruo mítico (como yo soy un poco niña, un poco hechicera, otro poco dragón y algo de princesa) y que no pretenda que me disfrace por dentro de algo que no soy. Y que él no se disfrace de nada que no sea.
No pido "para siempre". No quiero "mientras tanto". Parafraseando a Edel Juárez, yo quiero "mientras dure".
Quiero vivir aquí y ahora. Disfrutar aquí y ahora. No lidiar con fantasmas del pasado, con traumas de ayer, con miedos de antes. Tampoco estar en pie de guerra con angustias del futuro, imposibilidades técnicas de largo plazo, con "que tal si...".
Citando a Patxi Andión: "Y ahora que lo sabes..."