Territorios ajenos
Sinceramente espero que la vida te vaya bien y que tengas el tipo de felicidad que deseas (esa que no es la mía, ahora lo sé).
Y también que, en medio de esa felicidad, de pronto veas el lunar de tu dedo meñique y sepas, siempre, que esa marca en tu piel es mía. Y que te venga una punzada de incomodidad cuando lo recuerdes y sepas que los relojes nunca marchan hacia atrás.
Que tienes una brizna del aliento de algo muy grande que tocó tu vida y se fue, y solo dejó ese rastro... que, de cualquier manera, ya estaba ahí.