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Vespertina Star

27.2.06

Otro intermedio.
¿Con qué palabras explico todo esto? En cuanto logre acomodarlas, vendrán las crónicas que siempre has querido que escriba (cada vez que puedes me preguntas que si escribo sobre ti en el blog. Cada vez, necia, te respondo que no escribo sobre ti en mis blogs más públicos... éste no lo conoces, con un poco de suerte te irás sin conocerlo, en un año ya no me importará que lo veas y a ti no te importará si lo encuentras).

Ojalá que todo fuera un sueño. Pero... si al despertar encuentras una flor en tu mano, ¿entonces qué?

24.2.06

Intermedio sin anuncios

Ayer por la noche terminé tu cuento... y no lo sabes.

15.2.06

Cena a la luz de las velas, parte 1.

Planear desde el día anterior: ¿Qué haremos mañana? Los dos podremos salir a tiempo (por fin). Todo estará lleno, seguro. Vamos a la casa. Hace mucho que no cocinamos una cena tranquila... A la noche siguiente, encontrarnos en punto, para comprar lo que sea necesario. ¿Tienes alguna idea de lo que vas a cocinar? No, la inspiración siempre llega en el último momento... ¿a ti se te antoja algo? No, ya sabes que como de todo. Gran ayuda.

Cuando te vuelvo a encontrar en el supermercado, tienes en las manos una charola de setas, una berenjena y cortes de salmón; en ese instante me transformo en la encargada del pan (que selecciono yo) y el vino (que acabarás eligiendo tú). Robo un carro de supermercado para poner nuestras crecientes compras, que ahora suman:

  • dos diferentes tipos de queso (azul fuerte y holandés suave)
  • la dichosa hogaza de pan de grano partido
  • una botella de tinto mejor que el habitual californiano de garrafa
  • los cortes de salmón
  • setas
  • 1 berenjena
  • 4 naranjas
  • 1 botella de agua que me he estado tomando en el trayecto
  • 2 flanes de botecito (no confiamos en mi capacidad para arruinar las comidas; también me tocaba el postre)
  • jamón serrano de ínfima calidad
  • vinagre de alta calidad (mucho mejor que el Dos Tardos que dejó abandonado mi tía en el departamento)

Cuando pago (ah, porque la pagana soy yo, siempre me ha matado de risa la cara que ponen todos los que cuando nos ven suponen que somos a. pareja y b. normales... yo pago, tú cocinas; nuestro perfecto arreglo) descubrimos que la cuenta hubiera sido más pequeña en un restaurante normal. Bromeo al respecto: “¡con este dinero te pude haber invitado a cenar a un lugar bonito, en vez de cocinar en la casa!” La cajera se ríe, nosotros también.

Llegados al departamento, descubrimos que hay compañía indeseable, pero no nos importa: “prende las velas, para que se muera de envidia”. Ponemos música, cortamos pan y queso, descorchamos el vino, sacamos la única vajilla presentable que tengo y las copas de cristal. Comemos el mejor jamón serrano que se puede conseguir por 30 pesos junto con el pan, el queso y el vino... Se nos va a espantar el hambre. No importa, siempre podemos hacer recalentado. Además, es bien temprano, todavía no dan las 9.

Platicamos de literatura oyendo un disco de soundtracks de película y los acordes de As time goes by hacen que nos miremos a los ojos. ¿Bailamos? Sabía que lo preguntarías; mi cara pícara y tu mirada risueña que se encuentran mientras dices: así ya tendré algo que contar, cuando me digan “Usted no sabe lo que es eso” yo podré responder: “alguna vez tuve una cena a la luz de las velas, y bailé el tema de Casablanca con una mujer...” Se escuchan nuestras risas y el silencio. Dejamos de bailar, cambias el disco. Ahora será ese soundtrack moderno-pero-clásico que me encanta. Voy por el libro en el que se basó la película para la que hicieron esa música, y te empiezo a leer fragmentos. Nuestro visitante indeseable pretende irse —lo escucho caminar a mis espaldas, detenerse, respirar mientras describo mi escena favorita—, pero no se atreve a romper el momento y regresa frustrado a su oficina, de donde no saldrá hasta que estemos en la cocina.

Me platicas la historia: el escritor escuchaba al músico mientras escribía. Cuando alguien más decidió hacer la película, seleccionó al músico sin conocer la influencia que éste había tenido en el escritor. Cuando el escritor se enteró, fue enormemente feliz. Y yo que ayer te había dicho que así se escuchaba una novela (esa, exactamente...)

Empezamos a recoger los platos. Vamos hacia la cocina, para preparar la cena aunque sólo sea degustación. En broma: Si no nos terminamos la cena hoy, siempre podemos tener recalentado. La botella de vino va por la mitad...

(Continuará...)

4.2.06

Prenostalgia.

Cuando escribí por primera vez sobre de ti debí haber sabido que te extrañaría cuando te fueras. Cuando me di cuenta de que te soñaba, de que te intuía, debí haber sabido que mi nostalgia sólo podía absorber la tuya.

Has sido un remanso de paz para mi vida. Después de que habitaste junto a mí aprendí a ser otras cosas además de ese nosotros que empezamos a habitar desde que la gente nos vio juntos por primera vez. Cuántas veces tuvimos que negar lo que todos creían que pasaba, esa hipotética relación de pareja que de haber sido cierta hubiese terminado mucho antes de lo que terminará esta relación tan complicada, je ne sais pas que c'est...

"Es increíble cómo una persona puede de pronto volverse todo tu mundo" decía un amigo mutuo el otro día. Le dije que sabía lo que era eso. Tú has aprendido a apuntalar mis muros semiderrumbados mientras que me ayudabas a construir lo que ocuparía el terreno disponible de mí. De pronto he aprendido a contrastarte a ti con todas mis relaciones con hombres. Ninguno estuvo a tu altura. Aquél que me parecía sabio, inteligente, creativo, divertido, no tenía ni la mitad de tu brillantez, de tu ácido sarcasmo, de tu ingenio. Nunca nadie había tenido la paciencia de invitarme a su mundo, de regalarme su tiempo en la forma en la que tú lo hiciste; tan desinteresadamente, con tanta magia, de una forma tan sencilla.

Me entrenaste en tus manías. Mi tiempo libre se volvió nuestro, mi espacio propio se transformó en nuestra guarida. Tienes las llaves de mis puertas más secretas tal como te di las de mi apartamento. Nadie entenderá jamás que entre nosotros haya tanto en común y no haya sido "nada". Yo no podría explicarles que gracias a eso, entre tú y yo ha pasado más que todo. La ópera tiene tu voz intercalada; las lecturas que hago debería comentarlas contigo. Ir al cine con alguien nunca será igual que cuando íbamos juntos. Visitar una librería a solas siempre me llevará de inmediato a buscarte entre las mil estanterías para mostrarte mis manías e investigar las tuyas...

Nunca nadie me trató tan bien y tan mal al mismo tiempo. Aprendí a amar nuestros golpes y peleas, hacer escenas en público a la menor provocación sólo por el gusto de hacernos notar. Disfrutar tus silencios. Leer cada quien su propio libro, con Plácido de fondo. Usar un apodo especial que sólo tenía sentido para los dos y para nuestros amigos más cercanos.

La primera vez que te fuiste (cuando supe que a pesar de no haberte tenido nunca ahora sí te perdería definitivamente) salí a un bar por la noche, encontré a cualquier tipo y me besé con él como sólo lo hice en sueños contigo. Al lunes siguiente, mientras él me follaba por única vez, yo quería gritar tu nombre, pero me contuve. La siguiente vez me deprimí. Te dejaba en tu casa por las noches fingiendo tranquilidad, normalidad, dándote todo el apoyo que necesitabas... y después me dedicaba a llorar a mares en el trayecto hasta mi casa, tratando un exorcismo inútil.

La penúltima vez que te fuiste, no era yo la que estaba en mi piel; era la nostalgia que invadía de pronto todos los rincones. Había una batalla librándose entre tu vocación y yo, y no ocurría dentro de ti sino en mi cuerpo, cada poro, cada órgano conoció el significado de saudade. Y regresaste tan cambiado, tan sereno, que comprendí lo que significaba la resignación.

Hoy te volviste a ir. Nos hacemos tanta falta y sin embargo ya no duele tanto. Mañana saldré por primera vez con alguien desde que te conocí. Estoy asustada. Por tu culpa he comprendido el verdadero significado del amor, lo fuerte que puede ser y lo complejo que resulta a veces. No estoy segura de sentirlo por él, no sé si quiero sentirlo ahora, tan pronto.

No existen los "si hubiera". Si nuestra vida fuese diferente en algún punto, no seríamos los que somos, no hubiéramos pasado dos mágicos años juntos, siendo la mitad del mundo del otro. He madurado a tu costa y espero que tú hayas crecido un poco a mi sombra. Te quiero de una forma inédita en mí, porque has sabido ser mi hermano, mi alma gemela, la otra mitad de mi cerebro, el único hombre que me intuye cada segundo; el primero que sé a ciencia cierta que me quiere a su manera porque no podía sentir nada por mí y sin embargo se entrega por entero (otros me quisieron también a su manera, parcial y llena de mentiras; tú siempre fuiste real).

Nunca tocaré tu boca ni tu cuerpo. Siempre lo he sabido. Pero nuestras almas se tocaron y fundieron. Y ahora te me vas. Estoy aprendiendo a vivir con tu nostalgia. No me matará, es cierto, pero tampoco será fácil vivir con tu hueco, sabiendo que nuestros futuros simplemente ya no se tocarán (aunque, como sabiamente dirías tú, sólo Dios sabe). Dios nos unió. Dios nos separa. Es más viejo que los dos, y espero que más sabio. Esperaré noticias tuyas siempre, bien lo sabes; aunque pasen los años y los hombres, siempre habrá algo en mí que sabrá de ti de alguna forma.

Todavía no te vas, pero ya te has ido tanto... Estos cuatro meses extra serán sólo el inicio de tu hueco. Y esta es sólo una carta abierta de despedida, que tal vez (ojalá) no verás nunca, como aquella carta para tu Corán que nunca te entregué, como tantas cartas que hemos jurado no escribirnos. Es sólo una más. Eres sólo uno más. Y yo seré sólo un recuerdo en unos años.

No puedo escribir más. Dios te bendijo siempre. Ojalá que te siga bendiciendo.

1.2.06

Circe.

(Este no es mío: es de Agustí Bartra, según dice Edmundo Valadés en El libro de la imaginación)

"No hay sueños en mí, Ulises. No proyecto sombra sobre cosa alguna. El mundo es como una rueda radiante que comienza a girar cada mañana cuando abro los ojos. ¡Es todo tan sencillo! Un pajaro atraviesa el cielo: vuela, nada más. Una herramienta es brillante y dura: ha sido hecha por el ingenio. El mar está siempre despierto; las piedras duermen siempre. Yo no sueño, Ulises: cuento: una brizna, las estrellas, el aroma del heno, la lluvia, los árboles. Y como no quiero repetir nada, a nada le pido permanencia. La vida es como el agua: tócala con la mano abierta y la sentirás vivir, siempre igual en su fuga. Pero si aprietas la mano para cogerla, la pierdes. Mucha gente ha pasado, de muchas leyes y distintos países, por esta casa a orillas del mar. Y en cada uno la felicidad tenía un nombre diferente; pero se trataba siempre de alguna vieja y arrugada historia que llevaban a cuestas. ¡Quédate, Ulises!"

(esto ya es mío)

Entre ser Penélope que espera fielmente y recibe al héroe cansado, o ser Circe, que embruja y disfruta y luego ve cómo su hombre se va, y hasta lo aconseja para que su marcha sea segura y triunfal... prefiero a Circe. He aprendido algo en estos años, espero...