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Vespertina Star

23.11.06

Carta Mecanica

Y nos metimos en el coche mi amigo, tu amiga, tú y yo. Te dije "Nena, dame un beso", tú contestaste que no... Empezamos mal y yo que creía que esto era un buen plan.

Coche... no. Las dos primeras veces, fiestas. La segunda pésima, por cierto. Tú invitabas y yo arrastré a mi amiga a casa de tu amigo. Y no paramos de mirarnos a los ojos tú y yo, pero no te quise besar después de aquel abrazo, algo de chela, los tequilas y los Héroes del Silencio. Todavía recordaba tu mirada en la primera, esa mezcla de tristeza y fracaso profundo, ese vacío en el que no quería perderme. Pero los planes para el día siguiente surgieron.

Y desde entonces hasta ahora, el juego del amor nos tuvo tres años jugando, luego nos separó. Pero la fuerza del destino nos hizo repetir que si el invierno viene frío quiero estar junto a ti.

Dicen que el invierno vendrá helado. Hay alertas para el norte del país. Nadie ha lanzado una por mi corazón, que no se puede poner mis guantes sin puntas en los dedos, o tus calcetas largas. Mis manos frías me recuerdan a tus manos frías. Efectivamente, el invierno viene frío, tu cumpleaños está a la vuelta de la esquina y el mío otro tanto. No estaremos juntos, ya lo sé.

Cuando te conocí, hace 9 años y medio, no esperaba pasar nunca un invierno contigo. Ahora lo quisiera, pero sigo sin esperarlo, porque no se espera lo imposible: se desea.

Entre el cielo y el suelo hay algo con tendencia a quedarse calvo de tanto recordar

No es que no pueda evitarlo, es que no quiero. Es que me gusta extrañarte. Es que, diablos, ¿cómo renunciar a algo que parecía magia?

y ese algo —que soy yo mismo— es un cuadro de bifrontismo que sólo da una faz: la cara vista es un anuncio de signal; la cara oculta es la resulta de mi idea genial de echarte

Me he tomado fotografías y las he lanzado al aire. Quien las ve cree que me veo linda, o sexy, o guapa. Nadie piensa que me veo triste, pero así me siento, todo el tiempo.

Me cuesta tanto olvidarte... Me cuesta tanto olvidar quince mil encantos: es mucha sensatez. Y no sé si seré sensata; lo que sé es que me cuesta un rato hacer cosas sin querer... y aunque fui yo quien decidió que ya no más, y no me canse de jurarte que no habrá segunda parte, me cuesta tanto olvidarte...

No fui yo quien decidió que ya no más. Yo sólo decidí no llamar si tú no llamabas, tratar de no darle importancia al hecho de que tú no me la dieras. Ya me ves, escribiéndote de nuevo letras que no leerás, que no te enviaré, que colgaré de una cuerda en un tendedero virtual para que todos menos tú puedan leerlas alguna vez.

Y aunque diga y repita que no mereces la llamada, que a tiempo me desligué de ti, y aunque le haga creer a mi analista que la furia y la tristeza y el enojo y la decepción se fueron, todavía pienso en esa llamada errónea que quisiera hacerte, o en verte venir, mientras repites entre dientes:
Les rues de Moscou nous laissent dans le noir
Le vent vagabond balaie notre histoire
Derrière les étoiles le jour va se lever
Et je reviendrai pour ne plus te quitter

Le temps se termine le temps est trop court
Il est arrivé déjà le dernier jour
Mais tu peux me croire dans ce monde à l'envers
Je saurai revenir dans ton univers...

11.11.06

Diario de una asesina a sueldo.

Aquí me tienes, transformada en Loreta Salino cortesía de ese primer beso de sus labios. No son 105 muescas (no me sirven ni para los días, ni para los meses, ni para las semanas. Cuando mucho, para los descalabros de corazón, pero tampoco).

... y aún así, atesoro la idea de un segundo más junto a su boca...

Cómo quisiera besarlo. Cómo quisiera tener el valor de despegar nuestra foto de la pared, de no sentir más su frío en mi piel.

... a veces me da frío... pero me mantiene fresca la piel, tócame: me gusta cuando vienes a compensar tu calor con su falta en el mío... con mi frío...

No puedo imaginarnos en la cama. Al menos no después de haberlo hecho. Cuatro pies helados bajo las sábanas y una lucha a muerte por las cobijas. O peor: sus calcetines cerca de mis pies que no los toleran ni en sí mismos. Nos imagino más bien en otro apasionado debate en torno a una taza de café.

... último blanco, mal simulacro...

Y a pesar de todo, sigo sintiendo ganas de perderme en sus brazos. Y aunque no le llame, pienso en él todo el tiempo. Desaprenderte tomó tanto tiempo la primera vez que esta ocasión deberé de aprovecharme la experiencia.

vivo en un lugar que me pertenece, hay un solo gusto en mi corazón; tengo una pieza de cada objeto, por si me visitas con intención: traéte tu almohada

Me encantaría abrir las puertas, pero valoro mi independencia.

Soy sólo una chica de carne y hueso, y voy a prestarte mi corazón; tú no tienes riesgos de caer preso...

Tengo la sangre fría de extrañarlo y no decírselo. De olvidar que dije "seré sincera" y "dejaré que las cosas se den". Le tengo más miedo a las heridas que a mi soledad habitual. No quiero ser de nuevo la más enamorada y la no correspondida. Él tiene una vida en la que yo no entraba, yo tengo una vida en la que él entraría... pero no.

Prefiero ser yo la que se cierre las puertas a sentir que las cierra él.

Mi orgullo apuntalado a puñaladas es el que guarda mi timidez.