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Vespertina Star

27.9.06

Atonia.

He aprendido a no dejar que las ilusiones me dominen. Ya lo ves. He de agradecerte haberme vuelto más mujer al mismo tiempo que maldigo la pérdida de mi inocencia. Y es que después de amarte he aprendido a ya no ser ni feliz ni desdichada, a vivir en esa dorada medianía en donde ya no existen las pasiones intensas ni los altibajos. Ya no hay calor, es cierto, pero has dejado de dolerme cada madrugada, y no despierto más con el fantasma de tu boca en el centro de mi espalda.

Para dejarte hube de renunciar al gozo, al infinito, a la emoción, al amor sin reservas: ese fue el precio para arrancar de mí el dolor, la angustia, la nostalgia. Y tu ausencia.

Ya no siento nada, y he descubierto que eso es bueno.

Ni dolor, ni miedo, ni agonía. Ni pasión, ni anhelo, ni deseo.

No soy más un ser humano, pero no importa. Lo importante era sanar de ti, y lo logré aún a costa de mis sentimientos.

25.9.06

Buscando

Estoy buscando palabras en mi interior. Ya no estoy muda, he recuperado esa voz que a veces olvido. La tarde del sábado la dediqué a encontrarme de nuevo, a perseguir entre páginas olvidadas ese talento que ya no creía tener. Sorpresa, en realidad el talento ese que no tengo está ahí, está esperando a que lo ocupe.

Estoy asustada también. El nuevo rumbo por el que planeo caminar no me queda del todo claro. Por primera vez en años no tengo garantizado lo que pasará cuando cruce la línea, cuando amanezca la próxima semana.

Sin embargo, la emoción me agobia. Debe ser la libertad, que embriaga pero asusta. La falta de costumbre, esa necesidad de la rutina que produce certeza. De pronto, la incertidumbre. La imaginación que se desborda. Los proyectos que empiezan a brotar como tulipanes después del invierno. Desaproveché otro año para buscar la beca. No pasará de nuevo.

Second chances do exist. Hopefully.