.comment-link {margin-left:.6em;}

Vespertina Star

15.8.10

Botella al mar

Creo que debería agradecerte por ser motivo de la mejor literatura que he escrito. Lástima que eso no signifique que sea buena...

13.8.10

Black Jack

No sé si será que llegó el momento de reconciliarme con tu fantasma. De pronto me descubro queriendo tener conversaciones contigo, de esas que hace años no pasan. Curiosidad por saber cómo te va la vida. Escuchar tus carcajadas estridentes, incontrolables. Me dan ganas de tener tu teléfono (de no haberlo borrado en un ataque de sensatez hace tantas vidas) y marcarte un día, de improviso. Cumplir la profecía que me hiciste: reaparecer después de mucho tiempo lejos, con este nuevo rostro, nueva vida, nuevo ser, y con un corazón que me hice de retazos.

Ahora que he descubierto que no eres tan único, de haberme topado con uno de tus 7 döppelganger y platicar con él con esa misma sensación de no poder parar de comentarnos cosas... justo ahora podría tratar de verte con otros ojos. Ni olvidarte ni odiarte ni extrañarte. No sabría que hacer.

Tal vez es por eso que me da tanto miedo dejar de aborrecerte, porque no estoy segura que sin el odio en la ecuación pueda balancear todos los hechos de una manera clara y objetiva. Porque recuerdo perfectamente (aún con tanta tierra de por medio) tus dedos largos y delgados, tu forma de mirar. Y tal vez (sólo un quizá, nada más que eso) siento ganas de que me veas y me toques de nuevo. Y entonces tu fantasma ganaría la partida, otra vez. Es tan inútil intentarlo... Vuelvo a archivar tu fotografía, tu tacto, tu risa, tu aroma, tu voz, tus obsesiones. Las cubro de nuevo con plomo, como material radioactivo. Me retiro de la mesa sin jugar una carta más. No soy tan fuerte.