.comment-link {margin-left:.6em;}

Vespertina Star

26.12.05

Historia.

Releo textos antiguos, tal vez como una forma de exorcismo. Me topo de pronto con un escrito sucitado en parte por una pelea con mi madre, aquella en la que con lágrimas en los ojos me preguntó si su vida no le parecía suficientemente buena.

La vida de mi madre es buena. Al menos, lo ha sido. Tiene un marido, el mismo desde hace casi 28 años (no se llevan bien, pero la estabilidad es un valor importante cuando tienes cierto esquema); dos hijos que definen su propia identidad pero la buscan como consejera o como refugio. Tiene una familia (dos hermanas, un hermano, un padre) que la ve como el mismo eje de la existencia y no podría concebir la vida sin ella.

La vida de mi madre es buena, pero no es la mía. De ese texto recuerdo la firme decisión de hacer mi vida. De regirme por mis reglas. Poco a poco se fueron dando las condiciones para que me hiciera cargo, tomara tardíamente las riendas y finalmente me independizara.

Mayo, 2004. Tengo un novio reciente al que estoy empezando a amar. Tengo cicatrices enormes de mi última relación amorosa, con aquel tipo que pedía y pedía, pero que nunca daba. No sé cómo manejarme. Paso días increíbles con él, pero no estoy segura de cómo comportarme. Mi familia se angustia por no verme en días, notan ciertos patrones parecidos a los de R, temen; yo me debato entre lo que siento, lo que sé, lo que quiero, lo que me dicen. No es momento. Dame tiempo, otros dos meses. Lo repito dentro mío, como un mantra.

S. no sabe la batalla que vivo. Sólo sabe lo que ve: soy una niña apenas, quién le hubiera dicho. Tú no estás enamorada de mí, estás enamorada del amor. Nuestras vidas son muy diferentes (subtítulo: eres demasiado fresa para mí). No hubo dos meses. No hubo un mes. Después de haberle dado vueltas 4 meses fue tan fácil desertar y dejar ir todo lo que no podía pasar en ese instante...

Duele tanto... Pero no es la primera ni la última vez que me romperán el corazón. Sólo es que necesito tiempo para estar sola, para encontrarme.

Febrero, 2005. Por fin. Después de una severa crisis personal, y gracias a un arranque de consumismo paterno (necesitamos un refri nuevo... ahora que ya tenemos otro refri, si te quieres mudar, te regalamos el antiguo) y a la "buena voluntad" de una tía con un despacho medio desocupado, me voy de mi casa.

No me salí como la rebelde clásica "me largo y ya", pero casi. Fue más bien precipitado, pero tan platicado que en casa de mis papás fue totalmente normal. Empecé febrero en pláticas, el 14 hablé con mi tía y le pague la primera renta. El 19 el camión de mudanza ya estaba listo para recibir mi refri, un librero, una cajonera, mi cama y la mesa de la computadora.

Meses enteros de buscarme a mí misma. Mis amigos ayudándome a acomodar la casa. Hartmann que cocina cada que lo invito (y es seguido). Abrir mi casa a los amigos... por primera vez mi casa. En aquella discusión, mi madre me preguntó si "nuestra casa" no era mía. Le respondí que sí, pero distinto... Siempre será "la casa de mis papás", con sus propias reglas, con el debido respeto. Mi casa es el espacio en el que imperan mis reglas. Y no son tan malas.

Diciembre 2005. Casi un año de vivir sola. Ese espacio personal me ha vuelto "aventurera". No tengo empacho en seguir mis instintos. He aprendido a seguir mi conciencia como primera regla. Han pasado cosas que no habría permitido que ocurrieran si siguiese durmiendo en casa de mis padres.

Si S. hubiera esperado, habría sido demasiado tiempo. Ahora tenemos vidas separadas. Ahora lo leo y descubro a un muy amable conocido. Alguien en quien pensé mucho un tiempo, a quien me habría gustado conocer más de otras maneras. Alguien que no regresará a mis brazos, y a cuyos brazos no regresaré.

Y sin embargo, un rato cada día... en una fiesta, al ritmo de guitarra, oyendo trova. Alguien pide: "Toca Brazos de sol". Inevitablemente está S. ahí, como todas las veces que escucho esa canción de Filio (si no fuera por Hartmann, que me llama por teléfono e interrumpe todo, comprendiendo a distancia mis instintos y mis ansiedades...). Platico con James, que viene de Itaca, y desearía que en esa conversación (sólo en esa... por primera vez en un año, pienso en platicar con él) estuviera S. Y James quiere un beso. Y lo beso pensando en otra cosa, en otra persona. James se irá para siempre, a encontrarse a Penélope que siempre lo espera.

Y a ojos cerrados, hago el amor con S. Cuando los abro, estoy teniendo sexo con un desconocido.

Estuvimos en el sitio incorrecto, en el momento equivocado.