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Vespertina Star

27.12.08

de Párpados azules

La soledad no mata, pero transforma en fantasmas caminantes a quienes a viven. Aunque crean que no la desean, la traen grabada en el código genético, en el fondo de su ser. Los solitarios saben que nada en el mundo vale realmente la pena que les causa salir de ese encierro dentro suyo. Y entonces, escapan en pequeños detalles. Es tan sólo una fuga, la millonésima de entre muchas más. Y al final, convencidos de su incapacidad para estar juntos, deciden volverse dos unos, eternamente de espaldas.