Aroma de sueño
Si pudiera observarte, te observaría dormir
para oler a lo que hueles cuando sueñas.
Azul Salvador.
Hoy, a mitad de su melancolía, entendí lo que tú me querías decir con este párrafo. Ese olor que despedía su piel, como azúcar que empieza a transformarse en caramelo. Su respiración lenta, que generaba calor y despedía ese pequeño aroma casi imperceptible, algo que si no fuera por su estado tan lejano a la vigilia no habría descubierto.
Hoy por fin supe a qué huele alguien cuando sueña. El amor de mi vida huele, pues, a dulce derretido, a caramelo al sol, a azúcar transfigurada. Siempre supe que eras brillantemente sensible. Hoy sin que tú lo sepas, aprendí algo de ti. Gracias por eso, por enseñarme a detectar el olor del amor.