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Vespertina Star

9.5.08

de Derviche

Qué forma de llamarme Fátima. Qué forma de girar sobre mi eje y sentir que el mundo se distorsiona y a la vez mi corazón se sintoniza. Ya no hay respuestas sin pregunta: ahí están todas, de pronto, alineadas. El secreto que se escucha dentro de mi corazón y es susurrado por boca del derviche; aquello que me mantuvo en pie durante eras oscuras enteras. Yo que lo tuve todo y lo perdí casi todo alguna vez, no me he perdido a mí. Y tengo pies, y tengo piernas, y tengo manos. Soy yo.

Ya no hay quitar, sólo hay dar. Quiero darme. Quiero estar en el mundo, sin que el mundo sea mi dueño. Yo no me pertenezco a mí más de lo que puede pertenecerme lo que sé sobre mí. No soy mis recuerdos, ni mis daños, ni mis riquezas, ni mi trayectoria. tengo lo que soy. Soy yo.