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Vespertina Star

6.4.06

Celos.

Siempre están ahí, al acecho. Yo no los conocí durante muchos años; esa inmunidad bendita tenía de cabeza a ese hombre que estuvo a punto de convertirse en mi marido y durante cuatro años intentó, sin mucho éxito, que yo demostrara algo de celos hacia él. No me nacía, era espontánea esa sensación de estar justo dónde y con quién debíamos estar... aunque él me hablara de sus amigas, dejara anteojos oscuros de mujer en el auto, saliera corriendo tras de su mejor amiga durante mi fiesta de cumpleaños, yo estaba segura.

¿Segura de qué? Pues de que él sabía. De que no iba a descubrirse mejor en nadie más que en mí. De que yo era la mujer de su vida, y el el hombre de la mía, y que ambos lo sabíamos... y que no habría aventura que empañara nuestra felicidad.

Pero terminé con él, porque él si sentía celos: de mi carrera, de mis amigos, de mi vida... Y me enfrasque en dos años metida en un pozo de brea, con otro hombre que me hizo saber lo que se sentía estar celosa y furiosa y frustrada y...

Pero ¿qué diablos son los celos?

Hay mucho en ellos de inseguridad intrínseca, quien los padece siente que fuera de sí hay algo mejor para aquél que lo es todo. Los celos surgieron en mí cuando estaba más débil, más derrotada. Mientras fui fuerte y sabía quien era, no lograron tocarme; pero bastó que José viniera a cuestionarlo todo para que yo me hiciera pequeña y creyera que la opinión que él tenía del mundo eraa más válida que la mía. Y en ese estado, vinieron los celos.

No sólo es inseguridad personal. Lo más poderoso de los celos es la sensación de que no tienes por entero a la persona que amas. Lo más mortal, lo inaudito del dolor ardiente y la ansiedad que generan es precisamente eso: que existe una voz que te susurra todo el día que aquello que más quieres no es tuyo. Eres frágil. Eres poca cosa. Tan poca cosa que cualquier otra persona vendrá y se llevará lo que realmente te importa. Lo ÚNICO que realmente te importa.

Esa voz es la del demonio de los celos. Soy experta.

Hoy, después de una larguísima reconstrucción, de refugiarme durante dos años en alguien que tenía que ser seguro (el único hombre que no me podría dejar por otra; tal vez por otro, pero no por la Ella perfecta que me asechó durante años) vi romperse la burbuja: puedo ser la Ella perfecta, pero él puede no darse cuenta. Y puede irse con otra ella, por más surrealista que me resulte.

Y entonces descubrí que el hombre que me deje ir se está perdiendo mucho.

Y justo entonces llegó él, el de los aviones, los mensajes en el celular, la sonrisa de medio lado, la mirada interesada. El que me recordaba que había que disfrutar del cielo. El que estuvo al pendiente de mis caídas y me advirtió que mis alas eran para volar.

Todavía no es mío. Lo sé. Pero no estoy celosa. Sólo impaciente.

Si no se queda, será triste por ambos, por no haber tenido esta oportunidad... Pero no podría sentirme menos que nadie. Al contrario...

Si la eternidad se mide en eones, quiero estar eón y medio contigo. Así de simple. Ojalá quieras lo mismo (o un aproximado: meses más, meses menos, ¿qué pueden importar en un eón?)

4 comentarios:

  • ME da mucho gusto atisbar una ilusión en tí!

    By Blogger Virgilio Sofistófeles, at 2:07 p.m.  

  • Chale... sentí duro la pedrada... (música de fondo de Daniela Romo: "celos, celos..."
    Hola.

    By Blogger CadávEr Muerto, at 8:14 p.m.  

  • Sofistófeles: Pues a mí me da gusto que pases a visitar también este rincón ;) y es tan raro tener una ilusión... ya me había desacostumbrado. Ahora doy bandazos entre la confianza y la desesperación, pero creo que todo saldrá bien (eso es esperanza, jaja)

    Cadáver Muerto: ¡¡Hola!! No sabes el susto que me dio leer "pedrada". Por 3 segundos flat (hasta que vi tu perfil) creí que había caído por acá otro fantasma... Uy! miedo!! Pero ya que no eres fantasma, bienvenido y gracias por dejar saludos...

    By Blogger Coppelia, at 10:00 a.m.  

  • Pues sí, es extraño... también me extraña que ya no escribas; suerte!

    By Blogger Virgilio Sofistófeles, at 1:14 a.m.  

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