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Vespertina Star

31.7.07

Con fusiones

Todo lo bueno resulta de algo que parece malo. Reunir en una sola cara todos los pedazos de mi rostro (esos que hace mucho tiempo había guardado en el fondo del baúl; cada una de las nuevas marcas que han surgido; lo que parece que vendrá). Tomar consciencia. Aceptarme tal como soy. Responder a la pregunta: ¿qué harías si fueras invisible?

Bastó sentirme invisible, inaudible, imperceptible, para proceder. Para dar un aleteo de mariposa que seguramente provocará un tifón en algún lugar del mundo —de mi mundo. No me basta la felicidad aparente: sigo buscando la verdadera, la profunda, la real y profunda y estremecedora razón del todo. Y disfruto la búsqueda. Me reúno, me condenso, espero como un resorte al fondo de la caja, y al abrir la tapa broto y genero la fusión, la confusión, el caos y la reorganización.

2 principios sublimes: Shiva y Ganesha. Después de destruirlo todo para refundarlo, se necesita más que nunca la sabiduría para organizarlo.

Todo se mezcla, todo se reúne, todo tiene que empezar y terminar en el mismo lugar, el eterno retorno, ser de todas partes y de ninguna.

¿Qué tan difícil estás dispuesto a estar para ser feliz? (un despropósito que se escribió solo. Se queda)

3.7.07

De Paris, je t'aime

Tomar una ciudad como pretexto. Darle vueltas, buscar sus facetas, generar imágenes desde el cliché hasta el sueño. Ver reflejado el silencio, el amor, el desamor, la soledad, la muerte: la vida. Un canto de sirenas que empieza y termina en ningún sitio. El sabor de la nostalgia y ver estrellarse mis sueños contra la pantalla y transformarse en diamantina. Siento que de cualquier manera el cine ha vuelto a ser mi gran placer en solitario, ese lenguaje inexplicable que hace que llore por lo que nadie entiende, que me ría de lo que no hace gracia y que disfrute como memorable únicamente lo efímero.

Déjenme con el silencio de los mimos, con las lágrimas que me produce la belleza del absurdo, con el espíritu de Wilde que más que aparecer en la película trae aquello que olvidé de mí y de alguien más que ya no existe en mi interior. No me reprochen ignorar la realidad social del indocumentado para concentrarme en los instantes, que no me sienta tan conmovida por una historia de amor plagada de equívocos como por la sencillez de esa mujer solitaria que hace aquello que a mí me quedará negado para siempre: conocer París, esa ciudad que existe sólo en fotogramas.