.comment-link {margin-left:.6em;}

Vespertina Star

15.2.06

Cena a la luz de las velas, parte 1.

Planear desde el día anterior: ¿Qué haremos mañana? Los dos podremos salir a tiempo (por fin). Todo estará lleno, seguro. Vamos a la casa. Hace mucho que no cocinamos una cena tranquila... A la noche siguiente, encontrarnos en punto, para comprar lo que sea necesario. ¿Tienes alguna idea de lo que vas a cocinar? No, la inspiración siempre llega en el último momento... ¿a ti se te antoja algo? No, ya sabes que como de todo. Gran ayuda.

Cuando te vuelvo a encontrar en el supermercado, tienes en las manos una charola de setas, una berenjena y cortes de salmón; en ese instante me transformo en la encargada del pan (que selecciono yo) y el vino (que acabarás eligiendo tú). Robo un carro de supermercado para poner nuestras crecientes compras, que ahora suman:

  • dos diferentes tipos de queso (azul fuerte y holandés suave)
  • la dichosa hogaza de pan de grano partido
  • una botella de tinto mejor que el habitual californiano de garrafa
  • los cortes de salmón
  • setas
  • 1 berenjena
  • 4 naranjas
  • 1 botella de agua que me he estado tomando en el trayecto
  • 2 flanes de botecito (no confiamos en mi capacidad para arruinar las comidas; también me tocaba el postre)
  • jamón serrano de ínfima calidad
  • vinagre de alta calidad (mucho mejor que el Dos Tardos que dejó abandonado mi tía en el departamento)

Cuando pago (ah, porque la pagana soy yo, siempre me ha matado de risa la cara que ponen todos los que cuando nos ven suponen que somos a. pareja y b. normales... yo pago, tú cocinas; nuestro perfecto arreglo) descubrimos que la cuenta hubiera sido más pequeña en un restaurante normal. Bromeo al respecto: “¡con este dinero te pude haber invitado a cenar a un lugar bonito, en vez de cocinar en la casa!” La cajera se ríe, nosotros también.

Llegados al departamento, descubrimos que hay compañía indeseable, pero no nos importa: “prende las velas, para que se muera de envidia”. Ponemos música, cortamos pan y queso, descorchamos el vino, sacamos la única vajilla presentable que tengo y las copas de cristal. Comemos el mejor jamón serrano que se puede conseguir por 30 pesos junto con el pan, el queso y el vino... Se nos va a espantar el hambre. No importa, siempre podemos hacer recalentado. Además, es bien temprano, todavía no dan las 9.

Platicamos de literatura oyendo un disco de soundtracks de película y los acordes de As time goes by hacen que nos miremos a los ojos. ¿Bailamos? Sabía que lo preguntarías; mi cara pícara y tu mirada risueña que se encuentran mientras dices: así ya tendré algo que contar, cuando me digan “Usted no sabe lo que es eso” yo podré responder: “alguna vez tuve una cena a la luz de las velas, y bailé el tema de Casablanca con una mujer...” Se escuchan nuestras risas y el silencio. Dejamos de bailar, cambias el disco. Ahora será ese soundtrack moderno-pero-clásico que me encanta. Voy por el libro en el que se basó la película para la que hicieron esa música, y te empiezo a leer fragmentos. Nuestro visitante indeseable pretende irse —lo escucho caminar a mis espaldas, detenerse, respirar mientras describo mi escena favorita—, pero no se atreve a romper el momento y regresa frustrado a su oficina, de donde no saldrá hasta que estemos en la cocina.

Me platicas la historia: el escritor escuchaba al músico mientras escribía. Cuando alguien más decidió hacer la película, seleccionó al músico sin conocer la influencia que éste había tenido en el escritor. Cuando el escritor se enteró, fue enormemente feliz. Y yo que ayer te había dicho que así se escuchaba una novela (esa, exactamente...)

Empezamos a recoger los platos. Vamos hacia la cocina, para preparar la cena aunque sólo sea degustación. En broma: Si no nos terminamos la cena hoy, siempre podemos tener recalentado. La botella de vino va por la mitad...

(Continuará...)

1 comentarios:

  • Tu madera, triste de contactos ajenos


    necesitan las manos tibias de un gitano,


    que estén acorde a tu cuerpo, (en celo)


    en celo por canciones no tocadas, (en celo)


    en celo por tocarte hasta mañana, (en celo)


    en celo por sentirte afinada, (en celo)


    en celo por mis manos transnochadas...


    en celo mi guitarra, encelada.

    By Blogger Prima Nocta, at 10:47 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home