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Vespertina Star

28.6.06

Islas.

Prometí el texto que me había dedicado alguna vez Mariana, la guardiana de memorias. De ahí surge la imagen de Vespertina como reina de su isla, y lo comparto porque me parece una belleza. Tiene muchos años de eso, y las personas de las que se habla en él ya no existen. Sin embargo...

Me imagino a C. a la orilla del mar, acompañada de un sin fin de botellas y garrafas, grandes, pequeñas, verdes, azules, opacas, transparentes, con tapón de corcho, o sin tapón, depositando o lanzando periódicamente cada una de las botellas al ansioso Poseidón, quien con su tridente distribuye dichas botellas a lo largo y ancho de sus dominios. Posteriormente la niña C, recibe alguna respuesta, la recibe con asombro y un ligero desconcierto ya que tal vez no es la que ella espera. Vuelve a realizar la operación con el mismo anhelo, con añoranza. Así ella, después de algún tiempo recibe en su isla la visita de algún amigo, lo recibe entusiasmada y piensa que la tarea ha concluido pero pasa el tiempo (días en ocasiones, meses o ¿años?) descubre que no es así, que hay más mensajes que enviar, que nada ha sido definitivo y que La Respuesta ha de llegar... Se hace acompañar, mientras tanto, de los ecos de aquellas visitas momentáneas, de aquellos fantasmas, y se deja arrebatar por el vals de su memoria, canta a coro con las olas que a su puerto llegan y escribe interminablemente notas, epístolas, postales, anónimos, ensayos, esquelas, a aquellos seres. La isla está rodeada de recuerdos, de poemas que viajan en bote, de palabras proferidas hace tiempo a los amados destinatarios, presencias-ausentes o desterrados-asistentes.

Todas las visitas quedan registradas ya que las huellas son imborrables en esta isla, tienen vida propia, aunque muy ocasionalmente se reciclan y hacen surgir vida nueva. Si uno recorriera los recovecos del lugar descubriría sin mucho esfuerzo un eco, un retumbo, una conversación, palpitaciones, una canción, un aroma, un instante, una libreta, un duende, un brillo, un libro, un monstruo, varias fotografías, una historia o alguna estrella, en fin, toda una vida de amor al amor, de amor por el amor y de historias de novela. Esto queda representado con los barcos que se anclan cerca de este pedazo de tierra rodeado de mar, a los cuales C mira de vez en vez para rememorar sus sueños.

Hoy habita su isla un ser de carne y hueso y sé que ella es tan feliz como puede serlo ahora, pero mañana lo será más, porque como ya lo he dicho es una incesante soñadora. En estos días por lo que he podido saber, hay mucha actividad en la isla, la presencia de este joven llena el lugar y construye cuidadosamente nuevos senderos, descubre nacientes atajos y restaura antiguas veredas. Nuestra protagonista se interna en los territorios no explorados de sÌ misma descubriendo travesías, atenta a la novedad y frescura que el moreno muchacho ha traído a su tierra. Probablemente esta tierra se vuelva más fértil aún y crezca, de manera que su litoral alcance suavemente otra costa y se convierta en algo nuevo y completamente sorprendente.


C, por supuesto, es mi nombre real. Y poco a poco esas botellas han dejado de ser sólo para esos seres y se vuelven verdaderas botellas al mar, con las que encuentro cosas totalmente insospechadas.

Mariana es una escritora extraordinaria y una mujer bastante excepcional, que no me ha olvidado aún a pesar de que yo decidí suspender unilateralmente nuestros intercambios. No los reiniciaría, pero es una agradable nostalgia traer esto a cuento y compartirlo aquí, ahora, por estas razones.

De la C que narra Mariana a la Vespertina que se lee ahora hay muy pocas diferencias. De la C de entonces a la C de ahora hay muchas, muchísimas. Por eso C se desdobla en muchas partes y se vuelve Vespertina Star, bitter berri, fotógrafa, alter-fojista. Y aunque se despegan por temporadas, hay épocas en las que C coordina todo, y se integran de nuevo en una sola. Épocas en las que toda la intensidad descansa y se vuelve pasión por lo que hago, por lo que vivo, por lo que soy.

Estoy entrando en una de esas fases, en una etapa de vivirme con intensidad que hace mucho que no experimento... La última vez me corté el pelo, me dio por la fotografía y me volví comunicóloga por derecho propio. ¿Qué irá a pasar conmigo en esta temporada? No lo sé. Estoy ansiosa por averiguarlo.

2 comentarios:

  • Venga, C. Estamos ansiosos aquí también por averiguarlo. Mucho bueno de todo en esta nueva etapa.
    Besos

    By Blogger elisa, at 9:03 p.m.  

  • muchas veces nos distraemos lanzando botellas al mar, pensando que lograrémos envíar el mensaje adecuadno que recibirá la persona adecuada en el momento adecuado; pero muchas veces necesitamos ir directamente, dejar la botella a un lado y darle un beso, así quedá claro el mesaje.

    By Blogger avellana, at 3:57 p.m.  

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