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Vespertina Star

16.6.06

Besos.

Teorizábamos en la comida si acaso el paraíso podía ser un beso eterno del mejor amante que tuviste en vida. Decía M que hasta eso cansaría. Yo rebatía, porque a mi parecer es el único modo de borrar el tiempo: en los labios de otro. Ella tuvo que concederme ese punto. P se reía, porque estaba parcialmente de acuerdo con las dos.

"¿Quién ha sido el hombre que mejor te ha besado?" Pregunta difícil y sin embargo todas teníamos bien clara la respuesta, al igual que su inmediata antagonista: el peor beso tampoco se olvida, es una forma de marcarte de manera indeleble (aunque rastrera) en la vida de alguien.

Decía P: "el peor fue mi primer beso, lleno de saliva. El mejor ha sido mi exnovio, el que ahora ya no vive aquí". Mientras trataba de explicar por qué, noté en sus ojos una chispa de algo que reconocí inmediatamente. Soy miembro de la cofradía, y decidí completar lo que ella no atinaba a decir: hay besos que remueven todo, besos que te ponen húmeda. Admisión brutalmente honesta y sin embargo tan cierta que las tres asentimos sin dudar.

No me puedo imaginar como será besar eternamente, pero reconozco que he pasado noches cortilargas en labios de hombres cuya única gracia era esa: besar. Mi primera vez fue con un hombre con el que un par de días antes me había besado durante hora y media casi sin respirar. Esa noche conocí lo que era un beso que llegaba, literalmente, hasta lo más profundo de mi ser. El beso que despieta los instintos, los deseos, las pasiones. Lo que no podían conversar nuestras mentes se lo dijeron en full contact nuestras lenguas, nuestros dientes.

Un mal beso puede matarlo todo. Un buen beso enciende la piel, las hormonas, el fuego interior. Recuerdo una noche buscando el beso de unos labios que jugueteaban alrededor mío sin terminar de acercarse nunca. Qué dulce ansiedad. Recuerdo un beso en el centro de mi espalda, al regresar de un viaje de dos semanas. Recuerdo el roce de mis labios en el cuello de un hombre al que sólo besé en sueños. Recuerdo esa despedida de beso en la mejilla, y después la lluvia que lavó la certeza de no ser ya la mujer del hombre que me llevó a casa.

Decía Lucano, antes de besarme: "éste es el mejor modo de orar". Vaya que sí.

Los besos se dan, se roban, se comparten, a veces se suplican. Un beso negado es un día más que pasarás en el purgatorio.

Un beso puede ser la perfecta muestra de piedad o de crueldad. Nada habla más de una pareja que la forma en que se besan. recuerdo a un par de amigos que platicaban mientras se besaban, siempre musitando. No se decían ternezas, hablaban de la gente, de política, del clima, en un aire de cómplice intimidad que al mismo tiempo hacía saber que los dos pasarían juntos un tiempo intenso, pero breve.

La charla terminó. Afirmé, categórica: "si quieres saber cómo folla un hombre, bésalo". Reímos, ligeras. "¿Cuál fue la conclusión?" preguntó P, con esa picardía tímida que la caracteriza, a medio camino entre niña y demonio. M resumió magistralmente: "No sé si lo que dice Vespertina sea cierto, pero yo con gusto sacrificaría varios años de mi eternidad en ese beso". Pedimos la cuenta. Corrimos entre la lluvia, de regreso a la realidad después de la mezcla de café y cerveza.

¿Mi peor beso? el beso que nunca me dieron. De los dados, el que otorgué como acto de piedad y los que me dieron como limosna. Nunca he tenido que pedirlos, aunque lo haya deseado.

El beso es, o nunca será.

2 comentarios:

  • Así fue.
    Hemos dicho.

    No sé qué escribir. Sucede mejor cuando me ves. Supongo que ya sabes que cara estaré poniendo.
    Te quiero.

    By Blogger Monique, at 2:25 a.m.  

  • como que voy entendiendo más y más porque coincido tanto con ustedes


    los besos, wow!!
    los besos SON

    abrazo/beso

    By Blogger avellana, at 3:54 p.m.  

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