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Vespertina Star

15.8.06

Sin lagrimas.

Ella ya no tiene lágrimas que llorar. Sabe que su amor ya no es como al principio, y tiembla cuando piensa en él pero ya no sabe si es de rabia o de deseo.

Él puede pasar días sin llamar, sin escribir, sin ponerse en contacto con una ella que, quiera o no, está pensando en él toda la vida. El síndrome de abstinencia es más severo que la certeza sin palabras de que esto está muerto desde hace tiempo, de que mientras más lo intentan y el tiempo pasa, menos felices son.

Y sin embargo, lejos de él tampoco es feliz, aunque a esa infelicidad ya está habituada. La infelicidad de estar sin él, no importa qué tanto se repita, siempre es distinta. Esa certeza de que él no piensa en ella, de que él está con otra (aunque él no esté con otra y probablemente piense en ella). La terrible sensación de que él ha dejado de ser su hombre, porque ella ya no es la mujer que él conoció la primera vez que se tocaron.

Cuando se tocan. Ese es el momento crucial de todo. Ahí es cuando ella sabe que él sigue y seguirá siendo de ella, que ella inevitablemente tiene algo de él que la llama, una zona que sólo se integra con él. Una emulsión de almas, agua y aceite, cuando se mezclan se transforman en algo que va mucho más allá de la necesidad de abrazarse y follarse y estar cerca.

Ella ya no tiene lágrimas y sin embargo sigue llorando. Usa las mismas tres gotas gastadas, que resbalan por sus mejillas pese al esfuerzo por contenerlas, aunque sepa que no hay motivos, ni fuerza, ni razones poderosas. Esas tres lágrimas son las que mantienen la esperanza viva, aunque oscura, aunque doliente, aunque cada vez más agotada. Mientras siga llorando, piensa, quiere decir que aún puede sentir algo por él, y eso mantiene sus piezas unidas todavía.

3 comentarios:

  • Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

    By Blogger Darío Zetune, at 12:13 a.m.  

  • Yo conocí ese temblor del cuerpo -incontrolado, involuntario, y por tanto, irritante porque es un delator asqueroso- que suele ser por rabia o por angustia... El deseo siempre logro controlarlo, aunque algunas veces cuesta muuucho tenerlo a raya.

    Lo conocí, y espero, en mucho tiempo, no volver a experimentarlo. Es la peor forma de sentirme vulnerable...

    Saludos!

    Sergio.

    By Blogger Darío Zetune, at 12:15 a.m.  

  • Ay! yo he estado allí, varias veces...

    By Blogger Diana, at 6:27 p.m.  

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