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Vespertina Star

21.1.15

Once

Este sitio lleva dentro once años de mí (casi un poco más). No me reconozco en la que escribió los primeros posts, aunque la recuerdo claramente. Me gusta, me asombra. Este darme cuenta de que un repositorio virtual es un poco como un álbum de fotografías, un espacio en donde se conservan esas imágenes que nos definen, nos impactan, nos representan.
No sé qué pensaría esa mujercita de casi 25 de esta mujer de 36. De mi pérdida de ganas por tener hijos, de la relación de 8 años y contando, de la amistad que todavía me une con algún ex, y la desaparición de gente que se sentía tan trascendente. De mis 5 perros y mis 2 gatas. De mis sueños de fuga. De haber regresado a la vida corporativa y vuelto a huir. De mi romance permanente con la docencia, de mis ansias de escribir y de dejar de hacerlo. De nuestras nostalgias compartidas.
La que fui hace 9 años todavía me conoce. Somos buenas amigas, nos hablamos a veces. Le gusta lo que fui construyendo, compartimos inseguridades. Igual hay zonas de mí que no comprende, pero las deja estar, igual que yo las suyas.
La fronteriza, la de hace 10 años, parece haber desaparecido. No hay casi nada de ella en este sitio. Estaba muy ocupada siendo feliz para que le importara dejar evidencias por acá. Su vida es una especie de fabulación de la que nunca hablo: trabajar en el sitio soñado y verlo transformarse en pesadilla, tener su primer departamento y dejar que él —por primera vez— acomode sus libros. Esa que habita en bitter berri tampoco es ella. Sospecho que ella y yo seguimos siendo la misma, una sola, independiente y enloquecida como una bala que se disparó sin esperarlo.
Me releo, y sé que este blog sigue siendo de ella; que cada vez que quiere asomar la nariz me pide que venga acá y escriba, que no la deje sola. Aquí estoy.